Hasta la irrupción de la pandemia de Covid-19 en el panorama global, la hegemonía de China como la ‘fábrica’ mundial del sector de la moda era algo incuestionable, debido a su capacidad para fabricar productos a gran escala y a su bajo coste. Pero, tras el confinamiento y debido a los problemas de suministro que experimentaron las marcas por la paralización de la actividad logística en el gigante asiático, así como las tensiones comerciales o, incluso, la sostenibilidad, muchas compañías decidieron relocalizar su producción. ¿Sigue siendo este gran país el motor del comercio mundial de la moda en la actualidad?
Según datos del Ministerio de Industria español, a finales de 2022 China concentraba el 20% de las importaciones textiles de España. Un porcentaje que ha bajado un 3% en la última década, poniendo de manifiesto que, aunque este país sigue siendo el principal mercado de origen del sector de la moda local, las marcas han decidido diversificar su producción para garantizar el stock ante un hipotético panorama de desabastecimiento como el sufrido en los últimos años.
De hecho, estos datos del Ministerio también indican que las importaciones del sector de la moda con Asia representaron en 2022 el 55% de las importaciones totales de las marcas textiles de España, un 9% más que hace 10 años, con países como Bangladesh, India, Vietnam, Sri Lanka o Pakistán incrementando sus cuotas progresivamente. Territorios que han desarrollado su infraestructura y sistemas de producción para convertirse en atractivos mercados para inversores y marcas de moda internacionales, que ven en ellos nuevas posibilidades a unos costes de producción inferiores a los de la propia China.
Un nuevo escenario que confirma cómo la industria ha experimentado una transformación significativa en su cadena de suministro, especialmente en su relación con China, a favor de otros países de su entorno.
Según Statista, tanto China como la Unión Europea se han afianzado como las dos áreas de las que proceden la mayor parte de la ropa comercializada en el planeta: la suma de sus exportaciones en 2021 se aproximó a los 330.000 millones de dólares, un valor que sobrepasó en más del doble el registrado por el resto de los integrantes del top 10 en conjunto.
En 2021, China fue el principal exportador de prendas de vestir del mundo con un valor comercial de sus transacciones de aproximadamente 175.000 millones de dólares. La Unión Europea ocupó el segundo lugar, a más de 20.000 millones del valor alcanzado por el gigante asiático.
La importancia de controlar la calidad de la producción al otro lado del mundo
El incremento de la producción de marcas textiles en el mercado asiático demuestra que sigue teniendo una gran importancia para la moda de nuestro país. Por eso, en Logisfashion contamos en Asia con una fuerte presencia, además de nuestro hub de Hong Kong. Una zona franca donde las marcas pueden optimizar su política de compras y simplificar los mecanismos de importación y exportación, ya que les permite pagar los impuestos de comercialización solo cuando se ha vendido el producto. Además, a través de él las marcas pueden recibir la producción desde cualquier país asiático sin aplicar medidas arancelarias ni impositivas, realizar procesos de pick and pack y reacondicionamiento en origen hacia cualquier lugar del mundo. Sin olvidar la garantía de un proceso productivo eficiente de principio a fin.
Por eso, Logisfashion es un socio fiable con el que realizar el control de calidad que requieren los productos que se producen en Asia. Un control que pasa por la inspección de preproducción, donde nos encargamos de la revisión de la calidad y cantidad de las materias primas y accesorios que se utilizarán en la fabricación de los productos, así como de la inspección preliminar de toda la maquinaria y los materiales que se utilizan.
Le siguen la validación de muestras previa, que garantiza que se realiza con los materiales aprobados; la inspección del tejido, determinante en la calidad del producto terminado; el seguimiento de la producción tras alcanzar el 20% del total, para aplicar medidas correctoras si fueran necesarias y asegurar que se cumple con las especificaciones originales evitando retrasos en las entregas; inspección final para verificar la calidad de los productos terminados y que estos cumplen los criterios exigidos; y supervisión de la carga de mercancías, para asegurar que la cantidad expedida coincida con la de su pedido, la limpieza y seguridad de los contenedores, la carga correcta de los productos y la verificación de toda la documentación.
En Logisfashion también les ofrecemos servicios de valor añadido como el re-etiquetado en origen según la normativa de destino, el planchado y embolsado de la prenda, test de laboratorio en origen para evitar problemas en la cadena de suministro, auditorias técnicas de fábrica (técnicas, sociales y medioambientales), etc. El objetivo es reducir los tiempos de entrega, ahorrar costes en el transporte, evitar sobrecargar el almacén durante los picos de demanda, eliminar la necesidad de un almacén en el país de destino y ofrecer un modelo flexible y adaptable a las necesidades de los clientes.
Sin duda, servicios de gran valor para las marcas textiles de todo el mundo, que pueden contar con un socio de confianza en el que, sin duda, sigue siendo el continente de ‘moda’ del sector.