Es uno de los principales retos de las cadenas de suministro de todos los sectores. La sostenibilidad está relacionada con una logística eficiente que promueva el diseño óptimo de rutas, de materiales respetuosos con el medioambiente y de procesos que disminuyan las emisiones.
Lograr prácticas sostenibles es, por tanto, una prioridad para todas las compañías, incluidas las involucradas en la logística, y ya no solo por mejorar su reputación de cara a clientes y consumidores. También porque son conscientes de la necesidad de que todos rememos en la misma dirección para revertir el cambio climático.
La transición energética tiene como objetivo reducir la huella ecológica de las operaciones, las emisiones de CO2, la contaminación acústica y los accidentes. En este sentido, los proveedores logísticos deben buscar el equilibrio entre el crecimiento económico y la rentabilidad con el cuidado del medioambiente y la salud de la sociedad, incorporando a sus estrategias políticas más respetuosas con el medioambiente.
Redefinir la última milla
La logística de última milla trabaja cada vez más en mecanismos que le permitan concertar las entregas/recogidas en un mismo punto. Medidas como los drop point o las entregas con drones, que respondan a la reducción de emisiones y a la optimización de las entregas. Entre estas iniciativas hay que destacar:
1.-Optimizar la logística inversa. Es uno de los quebraderos de cabeza del sector logístico y de las marcas, que ven cómo además de reducir márgenes por el coste que supone la devolución de un producto, se incrementa su huella de carbono por la actividad extra que supone esta opción. Pero ya grandes compañías como Zara están tomando cartas en el asunto, cobrando en 30 países por las devoluciones online de sus productos, en un intento de cambiar la mentalidad del cliente para que haga sus compras de manera más reflexiva y comprometida.
2.-Acercar los puntos de entrega a los consumidores. Es una de las tendencias actuales donde las tiendas físicas tienen mucho que decir, ya que están pasando a desempeñar un papel muy importante en las redes de distribución omnicanal de las marcas, al convertirse íntegramente en puntos de entrega y recogida (darkstores) o dedicar parte de su espacio a esta labor (greystores). Esto agiliza los tiempos y reduce la distancia entre el producto y el consumidor, mejorando considerablemente su experiencia de compra, lo que se traduce en una logística más sostenible y eficiente y una mayor fidelización del cliente final. Por ejemplo, Walmart ha incrementado su capacidad para entregar y recibir pedidos en sus tiendas un 20% y espera hacer otro incremento del 35% durante este 2022.
Pero para determinar qué opción es la más adecuada para cada negocio hay que realizar un análisis detallado de qué y cómo compra el usuario final de cada producto, cuánto está dispuesto a esperar para tenerlo entre sus manos (dependerá de aspectos como, por ejemplo, si vive en zonas rurales o centros de ciudades, donde el usuario está más acostumbrado a recibir paquetes en el propio día) y de la rentabilidad que cualquiera de estas opciones tendrá para la marca. No todas las tiendas son adecuadas para transformarse en algunas de estas opciones y, por eso, es necesario este análisis.
3.-El papel de las administraciones públicas. Gobiernos y ayuntamientos también están tomando medidas para reducir el impacto de la logística en la última milla en sus territorios. Es el caso de la Comunidad de Madrid, que hace unos meses puso en marcha un programa para implantar una red de 30 microhubs para acoger la distribución urbana de mercancías, lo que se traduce en la reducción de entre un 16% y un 20% de emisiones de CO2 respecto a las naves logísticas localizadas en extrarradio.
4.-Vehículos más eficientes en la renovación de flotas o la transformación de las mismas para aportar a la economía circular. Un punto auspiciado también por las restricciones medioambientales del centro de las grandes ciudades.
5.- Las soluciones out-of-home ganan terreno. Los consumidores valoran la flexibilidad de horarios, la información sobre la hora exacta a la que llegará el pedido o la posibilidad de contar con varios lugares de entrega. Por ello, están proliferando cada vez más soluciones out-of-home, como es el caso de los lockers, en supermercados, metros o zonas comerciales de mucho tránsito que les permiten tener un proceso simple y fácil para recoger sus pedidos.
La economía circular, en el centro de la estrategia
En este punto ponemos el foco en el sector de la moda, donde marcas de ropa, calzado y accesorios están trabajando para reducir su impacto en el medioambiente. Por ejemplo, utilizando para sus colecciones materiales reciclados y respetuosos con el entorno y llevando a cabo multitud de acciones ‘en pos de’ la sostenibilidad con el mantra de las 4R: Reducir, Reciclar, Reutilizar y Recuperar, cada vez más arraigado en la sociedad. Vemos también cómo marcas y aplicaciones fomentan el uso e intercambio comercial de ropa de segunda mano, nicho de mercado que se encuentra en constante crecimiento.
Este sector tiene muchos retos por delante para cambiar realmente el modelo y alcanzar el uso racional de los recursos naturales. Donde fomentar el consumo consciente que rechace las compras por impulso y la circularidad de la producción es una prioridad, ya que la moda sostenible no es una tendencia, sino una necesidad que se sustenta en tres grandes pilares: medioambiental, social y económico.